El lenguaje y su expresión verbal, las palabras, no son inocentes.
Hay veces, cuando pretendemos dar un feedback sobre una mejora, una devolución sobre un proyecto en el que echamos en falta algo, o una comunicación al equipo sobre un aspecto importante, nos encontramos con que el mensaje es recibido con rechazo, y que provoca más desánimo y resistencia, que espíritu de mejora y cambio.
Cuando el mismo contenido es recibido de forma diferente según el interlocutor, cabe plantearse cuánto de la forma de comunicar de éste está influyendo en cómo es percibido el mensaje.
Podemos distinguir, si nos fijamos, en que este feedback puede darse desde la falta, poniendo el foco en aquello que no está, que falla. Pero también podemos enfocarlo de otra forma, desde la mejora, fijando la mirada en construir, desarrollar, crecer, sumar…
Como líder o miembro de un equipo, cabe pensar que lo que buscamos al comunicarnos es mejorar, corregir, completar algo; más que hacer daño, resaltar en exceso el comportamiento que no esperábamos, o ahondar más de lo necesario, en el error o en lo que falta.
Tomando conciencia de cómo nos estamos comunicando, y si esa forma nos está reportando los resultados que queremos, podemos hacernos responsables de nuestra forma de comunicar, para elegir el mensaje que mejor contribuya al fin que estamos buscando.
Cuando el enfoque que usamos al comunicarnos se centra en el error, el defecto, cerramos el paso al futuro, no permitimos posibilidades de acción constructivas a quien la recibe, para que pueda corregir o mejorar el comportamiento o acción que buscamos. Al comunicarnos desde la mejora, abrimos la posibilidad de una nueva acción, permitiéndonos ahondar en lo que suma y no en lo que resta.
Teniendo en cuenta la capacidad de influencia que tiene el error sobre el resto de la persona, contaminando y oscureciendo todo lo demás, poner el enfoque en la mejora, permite que la persona que lo recibe no invierta energía ni tiempo en el pasado, y ponga su foco en el futuro y sus posibilidades de evolución. Percibe más acompañamiento que enfrentamiento.
Para que nuestra comunicación sea más eficaz, y facilite la asimilación, podemos preguntarnos ¿De qué forma me estoy comunicando? ¿Pará qué estoy comunicando___________? ¿Cuál es el objetivo? ¿Qué posibilidades estoy abriendo?