La confianza en la bondad ajena es testimonio no pequeño de la propia bondad
El sufrimiento del hombre no se debe a la falta de certidumbres, sino a la falta de confianza.
No hay nada en el mundo que capacite tanto a una persona para sobreponerse a las dificultades externas y a las limitaciones internas, como la consciencia de tener una tarea en la vida.
Sé que soy una, sólo una, no lo puedo hacer todo pero sí puedo hacer algo. Yo no renunciaré a hacer aquello que sí puedo hacer.
Lo único que realmente nos pertenece es el tiempo: incluso aquel que no tiene otra cosa, cuenta con eso.
Siempre estoy haciendo lo que no puedo hacer para poder aprender cómo hacerlo.
Aprender es descubrir que ya sabes. Hacerlo es demostrar que lo sabes. Enseñar es recordarles a otros que lo saben tan bien como tú.
Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchos amargas dificultades.
Cada fracaso enseña al hombre algo que necesitaba aprender.
Generalmente nos ganamos la confianza de aquellos en quienes ponemos la nuestra.