Uno de los hábitos mas arraigados del ser humano es verse a si mismo como una víctima de las circunstancias. Cuando cambiamos esa manera de mirarnos, se produce el más grande de los milagros: el milagro de aceptarnos.
Uno de los hábitos mas arraigados del ser humano es verse a si mismo como una víctima de las circunstancias. Cuando cambiamos esa manera de mirarnos, se produce el más grande de los milagros: el milagro de aceptarnos.