La confianza, un concepto que quizás utilizamos a la ligera, y que sin embargo influye en nuestras vidas de una forma muy directa. Una relación de confianza, ya sea con los demás como con nosotros mismos, se apoya en tres pilares fundamentales que permiten que la confianza se mantenga. Podemos resumir estos elementos en el chequeo que, consciente o inconscientemente, realizamos: Fuiste confiable, fuiste sincero y conoces el tema.
Si alguno de estos elementos falla, decimos que hemos perdido la confianza, o que la confianza se ha roto.
Cuando hablamos de confiabilidad hacemos referencia al histórico de la relación que hemos tenido, y si en situaciones pasadas, he podido confiar y la respuesta ha sido la esperada.
Otro de los elementos hace referencia a la sinceridad, que a su vez ya es en sí un pilar fundamental en las relaciones, ya que nos permite tomar en valor lo que nos aporta el otro, y poder actuar en consecuencia.
Y el tercer pilar, conocer el tema o situación completa los aspectos que necesitamos valorar para sentir que podemos confiar o no.
¿Qué ocurre cuando perdemos la confianza? Cabe preguntarse ¿cuál de estos elementos se ha visto afectado? ¿Puede repararse? ¿Qué está en mi mano hacer, si quiero, para recuperar la confianza?