Dejarse transformar por el otro
Hay personas que nos hablan y ni las escuchamos…hay personas que nos hieren y no dejan cicatriz…pero hay personas que simplemente aparecen en nuestra vida y nos marcan para siempre.
Escuchar simplemente con los oidos es una cosa. Escuchar con el entendimiento es otra distinta. Pero escuchar con el alma no se limita a una sola facultad, al oido o al entendimiento. Exige vaciar todas las facultades. Y cuando las facultades estén vacías, es todo el ser el que escucha. Entonces se capta de manera directa aquello que se tiene delante, lo cual jamás podría oirse a través del oído ni comprenderse con la mente.
El silencio no es la ausencia de sonido sino de ruido. Solo cuando paramos el torrente de pensamientos que nos bombardea, podemos escuchar esa voz que nos surge de la cabeza sino del corazón.
Quien se atreve a enseñar nunca debe dejar de aprender.
Escuchar al otro significa, en último término, abrirme a la posibilidad de que su palabra me transforme.
Valor es lo que se necesita para levantarse y hablar, pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar.
Si combinamos la observación y la evaluación seguramente la otra persona escuchará una crítica.
La naturaleza nos dio dos ojos, dos orejas y una boca para que pudiéramos observar y escuchar el doble.
Quien ve mal siempre ve algo de menos, quien escucha mal siempre escucha algo de más.
Yo soy absolutamente responsable de lo que digo e irresponsable de lo que tú escuchas. Sin embargo, es mi responsabilidad cotejar constantemente lo que yo digo con lo que tú escuchas
Tu verdad será mayor en la medida que sepas escuchar la verdad de los demás.
La confianza en la bondad ajena es testimonio no pequeño de la propia bondad
En tu relación con cualquier persona, pierdes mucho si no te tomas el tiempo necesario para comprenderla.