Hasta ahora sólo veíamos una competencia con su definición, niveles, y comportamientos observables de estos. Un cambio que en la mayoría de ocasiones podía ser poco significativo, lento o incluso perjudicial, y no llevar al resultado de Desempeño deseado o previsto.
La barrera de la falta de Compromiso en el sistema por parte de la empresa ya se había detectado y se han abordado diferentes estrategias para implicar a la dirección de la empresa en el sistema de gestión por competencias.
Con estas acciones y medidas la barrera del Compromiso se ha superado sólo en un primer nivel de profundidad de la persona en realidad, es decir, en algunas de sus Acciones que serán evaluadas a través de sus Comportamientos observables, pero el trabajador no se ha Comprometido con el sistema aún, por lo menos en el nivel de profundidad que necesita la empresa para obtener los resultados.
Si damos un paso atrás podemos ver que el proceso del cambio comienza mucho antes, a un nivel más profundo de la persona: Tomamos Conciencia y asumimos la Responsabilidad que nos corresponde en el cambio y cómo nos influyen. Cuando trabajamos las competencias desde sus elementos, esto nos lleva a unas Acciones cargadas de Compromiso que permitirán un Desempeño desconocido y mejor de lo esperado.